viernes, 6 de mayo de 2011

Fumando Espero

Abro mi lata de picadura de tabaco “natural” y leo en la bolsita de Golden Virginia “natural”: “ el tabaco es muy adictivo, no empiece a fumar”. ¿Tarde no?, aunque parece un mensaje especial para mi.

Yo soy de esas personas ingenuas felices, que piensan que todo es especial para ellas. Todo gira el sentido de sus significados hacia mi, o quizás, ¿lo giro yo?, esta es otra de mis “adorables” capacidades.

Sigo encargando al destino tiempos mejores, siempre son mejores, tienen que serlo jopetas.

Con las relaciones, francamente, no tengo suerte. Me fío de cualquiera y “cualquiera” no es la persona indicada como, lógicamente, se puede deducir.

Aun así, me ilusiona conocer a alguien cuyos ojos brillan al mirarme y le adorno con los mejores pensamientos. Ignoro la parte prosaica y resalto la parte ¿poética? O la de fantasía, que a estas alturas ya sé que los poetas se sumen en la melancolía para crear, y a veces la fuerzan y te arrastran sin compasión.

Me imagino un ideal que escoge solo las buenas cualidades. Entonces no me molestan las frases repetidas del tipo … “me hice unos análisis y estoy muy sano” o… “¿quieres ser mi novia?”. Son frases tipo. Eso si, el preservativo lo tienes que poner tu.

Tampoco quiero ver el momento en el que se pasa de agradecido, encantado y risueño a…. molesto, exigente y al reproche más o menos sutil, y del “te considero una persona inteligente” al “no tienes ni idea” o “siempre te contradices”.

Aunque a veces se cuece todo en una olla express y no da tiempo ni a medir los ingredientes. Retiras la olla del fuego y prefieres ni probarlo.

Entonces te acuerdas de lo mucho que te gustaban las lentejas, con rosas rojas ¡¡claro!!

En fin, ¿que tal los hombres? me pregunta Adri, no tuve que pensar mucho porque… ahora que nadie me despierta con un beso o una caricia, ahora que nadie escucha mis locos discursos, ahora que nadie agradece mis atenciones y mimos, mi voz y mi presencia…. ahora …, es cuando puedo decir que: “los hombres bien” .

Bien porque no están, y si no están no pueden agradar, ni molestar, ni echarlos de menos, ni de más.

Ahora es cuando la ilusión se vuelca en el por venir que siempre, siempre y siempre es mejor. Tiene que serlo.

Nota: cualquier parecido de este relato con la realidad es pura coincidencia

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