viernes, 20 de mayo de 2011

Hola Leonor, dijo él. No son tiempos para andar fingiendo. Le entregó un sobre alargando su brazo hacia ella que le miraba inmóvil.

Leonor bajó la cabeza conteniendo sus lágrimas, había invertido tantas horas pensando en aquel hombre que, ahora, allí de pié frío y distante le parecía haber estado alimentando un monstruo que la devoraba sin escrúpulos.

Estoy convencido de su inocencia Leonor pero no puedo seguir con el caso, tengo otros asuntos fuera de esta ciudad.

Proctor desapareció dejando a su amiga fuera de sus planes. Provablemente Leonor le estorbaba.

Cuando ella abrió el sobre, había un billete de avión y una pequeña lista de nombres. Viajar sola no era lo peor, Leonor siempre viajaba sola. Lo triste, lo verdaderamente triste, era la forma en que Proctor se había ido.

Después de llenar su maleta con ropa de invierno, Leonor dejó una nota en la mesa:

"Por si no vuelvo espero que tus días estén llenos de la luz que te quise dar.
Ni siquiera te pido que me recuerdes y, puede, que el recuerdo sea un privilegio solo mío.

Pensaré en cada paso que puedo dar hacia la forma de amarte con la esperanza más generosa, la esperanza perdida en momentos pequeños que no pueda disfrutar contigo.

Leonor Valkin
"

Salió entonces de casa sin su pesada maleta.
Como se reconoce la piel con la piel que le roza
se une la voz con el temblor de la vida
y solo muere cuando se agotan los cuerpos.

El estado puro de la verdad en silencio
cuando la nuez no trabaja, se abandona
y se esponja de sentimiento.

A veces la rigidez, en ocasiones el desasosiego
pregona el placer que mis ojos te agradecen.

Un beso lo entiende y el abrazo recoge el cuerpo
también agradecido.
Mi pared
Me separa del mundo sin ladrillos ni altura
no traspasan mis dolientes aullidos ese muro protector

Unos saltitos flojos y poquitos intentan ver al otro lado
Y nadie se para

no se ve nada

Esta pared no la he levantado yo
han sido momentos rojos, ratos perdidos
y otros…

A este lado hay tardes preciosas
velas y manteles caros con broches de manos
Mesetas de paz con perdones
y una voz

Se atrapan los suspiros y se hacen condimento
de sabrosos guisos,
de fuentes de croquetas doradas en forma de beso

Aquí no se pasa de largo
El miedo sale y juega los momentos rojos
se remuerde los puños.

Pero que sepan todos que este muro
no lo he levantado yo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Para Ignacio

Porosa y compacta mi piel
desea tus suaves miradas rozando el susurro fiel
en una tarde ciega
recibir antes de querer.

En mi ventana hay flores
que buscando luz
se alargan hacia el techo
como un alma de compañía,
coloreando sueños,
vistiendo sonoros besos.

Y las veo siempre cuando despierto

Serán rojas o amarillas,
puestas a mis pies
tus flores de cosecha al amanecer.

Tronando al caminar el paso de la verdad
mis tacones asombran pasivos brotes
de amor, sin color, sin olor.

Cuando me mires
y veas y oigas
será de mis ojos un cristal de luz
más feliz
allí donde sonrias tu.

lunes, 9 de mayo de 2011

Las Estrellas de Lorca

Las estrellas no tienen novio, dijo el poeta,
y yo se porqué,
su brillo deslumbra pasiones que no pueden ser,
Inspiran poemas de “no sé qué”

Mientras, las estrellas
Solas
Se aburren, relumbran y
huyen

Las estrellas miran
se disfrazan con una nube.

¡¡Ven Federico!!
toma un ramito de rayos míos
y adorna el Sol de amores perdidos…
de rimas fugaces, de cuerpos poseídos.

Recoge esos lamentos
y que funda el acero con luz de Venecia
por la estrella de sus ojos.
Vuela hasta aquí Maestro.




Con mi mayor admiración y respeto a Federico García Lorca

viernes, 6 de mayo de 2011

Fumando Espero

Abro mi lata de picadura de tabaco “natural” y leo en la bolsita de Golden Virginia “natural”: “ el tabaco es muy adictivo, no empiece a fumar”. ¿Tarde no?, aunque parece un mensaje especial para mi.

Yo soy de esas personas ingenuas felices, que piensan que todo es especial para ellas. Todo gira el sentido de sus significados hacia mi, o quizás, ¿lo giro yo?, esta es otra de mis “adorables” capacidades.

Sigo encargando al destino tiempos mejores, siempre son mejores, tienen que serlo jopetas.

Con las relaciones, francamente, no tengo suerte. Me fío de cualquiera y “cualquiera” no es la persona indicada como, lógicamente, se puede deducir.

Aun así, me ilusiona conocer a alguien cuyos ojos brillan al mirarme y le adorno con los mejores pensamientos. Ignoro la parte prosaica y resalto la parte ¿poética? O la de fantasía, que a estas alturas ya sé que los poetas se sumen en la melancolía para crear, y a veces la fuerzan y te arrastran sin compasión.

Me imagino un ideal que escoge solo las buenas cualidades. Entonces no me molestan las frases repetidas del tipo … “me hice unos análisis y estoy muy sano” o… “¿quieres ser mi novia?”. Son frases tipo. Eso si, el preservativo lo tienes que poner tu.

Tampoco quiero ver el momento en el que se pasa de agradecido, encantado y risueño a…. molesto, exigente y al reproche más o menos sutil, y del “te considero una persona inteligente” al “no tienes ni idea” o “siempre te contradices”.

Aunque a veces se cuece todo en una olla express y no da tiempo ni a medir los ingredientes. Retiras la olla del fuego y prefieres ni probarlo.

Entonces te acuerdas de lo mucho que te gustaban las lentejas, con rosas rojas ¡¡claro!!

En fin, ¿que tal los hombres? me pregunta Adri, no tuve que pensar mucho porque… ahora que nadie me despierta con un beso o una caricia, ahora que nadie escucha mis locos discursos, ahora que nadie agradece mis atenciones y mimos, mi voz y mi presencia…. ahora …, es cuando puedo decir que: “los hombres bien” .

Bien porque no están, y si no están no pueden agradar, ni molestar, ni echarlos de menos, ni de más.

Ahora es cuando la ilusión se vuelca en el por venir que siempre, siempre y siempre es mejor. Tiene que serlo.

Nota: cualquier parecido de este relato con la realidad es pura coincidencia

martes, 3 de mayo de 2011

Amante

Llenaría de rosas la estancia
para que el olor me embriagara
junto al sabor de un beso
y el vino mejor

y donde empieza mi sonrisa
crece tu pupila,
y deseo yo hacer tuyos los suspiros del espejo
tensando un arco desde mi ombligo al cielo,

y en ese puente donde caen los hilos de mi pelo
dejarme ver por dentro
de miedos desnuda
rosa igual mi cara agradecida.