martes, 8 de mayo de 2012

Hoy despertó Leonor y se vió en el beso de mañana temprano. Aún extraña a esta sensación, sumaba momentos felices al lado de él. No sabia lo importante que era sentirse bien y queria atrapar esa sensación en su memoria,  como referencia olvidada de otros momentos quizás iguales.

Proctor no habría sabido, manchaba lo que cubría con un tinte ocre que Leonor interpretaba como el destino trágico de su vida.

No más cadáveres ni letras falsas, ni gestos vacíos, ni viajes solitarios. La maleta de Leonor estaba sin abrir enmedio del pasillo, dejó una flor en la entrada, suspiró a medio camino y entró en la habitación.

Mezcló placeres y necesidades, nada era prohibido. Entregar su alma o que le fuera robada, daba igual.

Leonor quería inventarse la felicidad sin que le estorbara nada. Se sintió más cómoda según él le quitaba la ropa que llevaba puesta y observaba su cara, con la mirada clavada en ella, apartando el miedo como el papel arrugado que se tira al abrir un regalo. Jamás Leonor había apreciado tanto ese gesto. Era el momento mejor para  hacer intenso cada movimiento, pensó que no necesitaría más horas felices despues de aquella tarde.

Leonor ahora si ..... se había olvidado del viaje que quería hacer.