jueves, 13 de junio de 2013

ESPACIOS QUE ABORDAR

Tengo un fin de semana muy tranquilo que abordar. Está mi casa un poco tiesa de objetos con valor histórico-sentimental y .... decoración en general. Que ganas de meter objetos en ella que digan cosas sobre mi, que al entrar hagan respirar mi sentido de la vida. Me doy cuenta de que esto o es caro, o es lento.

Andando por Madrid descubrí una tienda con muebles estupendos, esos que se ven en las buenas pelis con una producción exquisita. Me gustó pensar en adquirir alguno. Al día siguiente .... me conformé con dar una vuelta por los "retorcidos" pasillos de esa tienda sueca que te permite soñar con la idea de diseñar tu espacio, con los mismos muebles que millones de personas ya han comprado, provablemente, también con esa falsa ilusión.

Agotada de dar vueltas (los pasillos son así no es que yo quiera) decidida a comprar, aposté por una estantería impersonal y convertible en cualquier cosa, y una mesa auxiliar, de esas que te permiten leer y comer sin moverte de la cama.  Busqué pasillo y estante pero... esto era cosa de llevar carro y echarle ganas, ¿había carros cerca? ¡no!, retorcí pasillos de nuevo para conseguirlo y eché en él aquellas tablas que pesaban de forma horrorosa: "haberme dicho y te habría echado una mano", como oiga esta frase me mosqueo. No había dilema "ahora o nunca" si no cargo yo son 30 euros más, el transporte .... en fin no sabemos que pasará este fin de semana, bueno si, este finde me lo voy a montar de lujo.

Mejor mirar al Sol

Despertó Leonor de un sueño, sudaba pero tenía paz, no fué un mal sueño. Esa mañana encontró que la realidad era amable, que le gustaba ser Leonor.
Proctor no volvió a dar señales de vida y eso era bueno, muy bueno. Plantó sus pies en el suelo y una fuerza rara los encaminó a la puerta, la abrió y alli estaba aquella rosa solitaria, roja y viva que tanto había esperado ver. No hizo nada.
Leonor escribió una lista de cosas que tenía pendientes, todas eran buenas y agradables, pegó la lista en una pared y sacó su carita por la ventana buscando el sol que, aquella mañana, le daría toda la fuerza que necesitaba.