miércoles, 23 de marzo de 2011

Soledad


Rosas rojas de sangre dejaron perpetuo rastro
hacia el mismo centro de mi casa,
hoy secos testigos, marchitos, del día que me quiso.

No han vuelto las rosas a mi.

La mirada perdida en el gesto sombrío,
se alejan las horas que no dí,


Zarzamora con “penar que le devora”
Como ladrona arrepentida, lo abusado llora
y pregona devolver.

Las golondrinas ruidosas no paran en mi cordel
en la primavera del frío
porque no quieres viajar conmigo.

2 comentarios:

Mincholed dijo...

Querida señorita, este su poema sobre el que quedan suspendidas las sensaciones de la incomprensión detalladas en metáforas de las que desconozco el alcance que sugieren, aunque lo intuyo, me lleva de su mano a estados compartidos por los lazos de perfecta geometría que se cruzan en la vida como en una estación imposible de miles de vías. ¿Elegir? Siempre hay un camino a la izquierda pegado a las vías por el que caminar.

Suyo afectísimo, uno que lo es
Un lector.

NUFEB dijo...

Jo! que xhulo ta kedao!!