miércoles, 2 de marzo de 2011

Después

Echo de menos los botones rojos que abrochaban tu corazón,
las rosas rojas de sangre en mi mesa,
succionadas con el ansia de un vampiro
ahora son testigos muertos,
inertes,
del vacío y la nada.


Tienes algo que decir,
soy gemela de tu alma,
la traductora de besos y miradas,
mercenaria de los deseos que no se hablan.

Estaré donde me llamen, ¡cuando haga falta!
sin armaduras ni atalayas,
desnuda de intenciones y algún harapo de esperanza.
Alerta hasta el final de tu batalla.

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