lunes, 4 de abril de 2011

La muerte de un soldado

Y lío mis sesos en bramante
esculpo estatuas en el aire
como nubes que deshace el viento,

y sigo arañando mi garganta
clavándome tus versos
arrasando, como el aire,
la armadura del soldado

su invicto orgullo
su malogrado caballo

Ya no se siente invencible.

Cemento de arena y sudor espeso
gotea entre sus dedos
en el latido de su puño cerrado.

Le ha vencido el aire invisible,
el mismo que tensó las velas
con la fuerza que le llevo
a los pliegues de la tierra.

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